En Bolivia, el Sol y la Luna tienen sus propias islas
Viajar a Bolivia es descubrir un verdadero paraíso. A 155 kilómetros de La Paz, se encuentra una ciudad llamada Copacabana, un sitio en el que la impronta del colonialismo español y las leyendas y costumbres autóctonas del país latino han dejado su marca estética. Edificios coloniales y murales con motivos incaicos se fusionan a orillas del lago Titicaca.
Luego de alojarse en uno de los hoteles de Copacabana, el turista puede contratar una excursión para adentrarse en las aguas del lago Titicaca rumbo a la popular y bellísima Isla del Sol que, en su gran mayoría, está habitada por las comunidades originarias Quechua y Aymara.
La Isla de la Luna y la Isla del Sol
En la Isla del Sol, el visitante podrá disfrutar de importantes sitios arqueológicos como la Roca Sagrada o Roca de los orígenes, el sitio desde el cual Manco Cápac y Mama Ocllo emprendieron el viaje para fundar Cuzco; además de la Chinkana, el Palacio de Pilkokaina y las escalinatas de Yumani que permiten el ascenso al punto más alto de la Isla del sol; allí se encuentra una fuente de agua instalada en la época precolombina.
Junto a la Isla del Sol, también sobre el Titicaca se encuentra la Isla de la Luna. En esta pequeña y escarpada isla se encuentran los restos arqueológicos de “Iñac Uyu”, un templo destinado al culto de la Luna. Según cuenta la leyenda, durante el imperio incaico, en aquel lugar se hospedaban mujeres para aprender oficios. Esas jóvenes podían llegar a ser elegidas por el Inca para ser sus esposas.
Copacabana, la Isla del Sol e Isla de la Luna son el destino perfecto para unas vacaciones inolvidables; una tierra repleta de historia, leyenda, belleza y tradición boliviana.